No matemos a Dios
ni al diablo
pensando que así
habremos ganado algo
No somos tan poderosos
ni debemos menospreciarnos tanto
La vida no es una quimera
ni una Caja de Pandora
la vida es un día
en medio de un extenso océano
Por lo tanto
si la mar está revuelta,
que lo estará,
si nuestra embarcación se debilita,
que se debilitará
Si nos falta
el aliento y su alimento
si no avistamos tierra firme
ni el horizonte es una línea divisoria
desde donde no se distingue
ficción o realidad
No, no matemos a Dios
no hagamos
de nuestra travesía una eternidad
No culpemos a nadie más
de nuestras decisiones
ni pretendamos argumentar
que la suerte es una fulana
que se larga con cualquiera
que le pague con unas buenas monedas
aunque lo haga, aunque se venda,
aunque se marche
No, nos creamos
tan omnipresentes
las pequeñas cosas maravillosas
son las que importan de verdad
Un sonrisa
en medio de ninguna parte
un beso robado a ese alguien
un suspiro, un momeno, un instante
Un verso que jamás nadie
pronunció en tu nombre
porque no, no nos equivoquemos,
ser romántico no significa ser débil
Busquemos entre tempestades y rompeolas
una noche de sueños locos
donde poco a poco se nos olvide
que nuestro barco
terminará naufragando
pero antes,
en cubierta o en las bodegas
asumamos como día de fiesta
el día de hoy, ése que tanto nos cuesta
No queramos construir
la felicidad de todos nuestros días
la felicidad tal cual, no existe
pero nadie nos la puede prohibir
No, no matemos
a Dios ni al diablo
ellos no tienen la culpa